ES SALUDABLE UNA SOCIEDAD CON PERSONAS MAYORES

Siendo el Diario de Eugenio en Roma un recuento personal de sus impresiones, encontramos preciosos vistazos a algunos de sus puntos de vista. En este comentario, habla sobre dos de los ancianos sacerdotes Lazaristas en la casa donde se hospedaba en Roma. Lo que admira en ellos es lo que desea ver en sus Oblatos.

Pasé el recreo con el Sr. Collucci, uno de nuestros paúles, de 74 años de edad. No le hubiese dado más de sesenta. No tengo palabras para expresar lo edificado que quedé de su hermosa sencillez, de la belleza de su alma y de los sentimientos que expresaba con admirable dulzura. Está lleno de achaques, aunque no visibles; lo que no le impidió ponerse en camino todavía este año para dar misiones, pero la intensidad del mal le hizo dar marcha atrás, mejor dicho la orden del médico, ya que él estaba dispuesto a proseguir. Me decía que lo que lo había sostenido siempre era la paz del alma, de la que tenía la dicha de gozar en su santo estado, y que todos los días daba gracias a Dios por su vocación. Yo había notado ya la caridad con que estaba siempre dispuesto a acudir al confesionario y sus modales respetuosos con todos. Pienso que este santo sacerdote es un gran siervo de Dios. Me decía también que lo que más contribuía a su felicidad era aceptarlo todo como venido de la mano de Dios.
Hay en la casa otro enfermo que lleva ocho años sin salir de su cuarto. Era un gran misionero y ahora tiene paralizada la mitad del cuerpo. Con todo sigue confesando y siempre se le ve contento y resignado. Son grandes modelos de virtud, y no me admiran menos los miramientos, la caridad y los cuidados con que rodean a ese pobre enfermo los otros religiosos de la casa, así como las atenciones que tienen con el otro. Veo también con gozo la fidelidad de todos al reglamento de la casa. Todo marcha suavemente y bien. Agradezco a Dios que me haya brindado la ocasión de admirar una conducta tan ejemplar mantenida con constancia. Una cosa me llena de confusión, y es que estando yo a tanta distancia de su virtud, todos ellos me colmen de toda clase de atenciones y me traten con un respeto que ciertamente no merezco.

Diario en Roma, Diciembre 16, 1825, EO XVII

 

“Buscas ayuda de los mayores. Es saludable una sociedad con personas mayores. No siempre es así en el Occidente.”      Bernard Lagat

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