“Cuando terminé, tomó la palabra, hablando ampliamente sobre el mismo tema. Parecería que quería disculparme de no lograr de inmediato lo que sabía bien no se concedía, sino después de largos trámites. “Sabes, me decía, hablándome siempre en tercera persona cuáles son las costumbres de la Santa Sede. Se hace hoy como hace 100 años”. Y entonces entró en todos los detalles, para que supiera cómo serían las cosas. “El Secretario de la Congregación me hará un informe sobre el asunto, elegiré un cardenal para examinarlo, que a su vez hará un informe para la Congregación, cada cardenal dará su voto, etc.”
Al haber explicado el proceso, el Papa informó a Eugenio que no se estaban aprobando nuevas congregaciones, sino se “alababan y alentaban” en su buen trabajo.
“La multiplicidad de esas peticiones, que nos llegan sobre todo de Francia, ha hecho adoptar un modo particular de aprobación a la Congregación, que consiste en alabar, animar, sin aprobar formalmente”.
No era lo que Eugenio había venido a solicitar y trabajado tan arduamente por lograr, así que, con su entusiasmo provenzal, expuso claramente su opinión:
“No temí expresar al Santo Padre que ello no me satisfacía y esperaba se haría algo más y mejor por nosotros.”
Carta a Henri Tempier, Diciembre 22, 1825, EO VI núm. 213
“A través de la perseverancia, el caracol llegó al arca.” Charles Spurgeon