Mientras todos le aseguraban a Eugenio que no había oportunidad de obtener más que un reconocimiento para los Oblatos de parte del Papa, ¡había sucedido lo increíble! En su Diario escribió:
“Fui muy temprano a casa de monseñor, el Arcipreste Adinolfi. Su relato de lo que ocurrió en su audiencia con el Papa ayer por la tarde, ha aumentado mi gratitud y afecto por este santo pontífice que, al darme nuevas pruebas de su protección para un asunto que se relaciona eminentemente a la religión, muestra cuánto la quiere y qué digno es de ser su jefe”
Diario en Roma, Diciembre 24, 1825, EO XVII
Mostró su emoción a Henri Tempier y los Oblatos:
“¿¡Lo ha entendido bien, querido amigo, y que todos nuestros queridos Hermanos comprendan lo que vale la palabra de boca del Jefe de la Iglesia de Jesucristo?!…
Después de presentarle los puntos fundamentales de nuestras Reglas y habiendo reflexionado dos días sobre ellas, contradictoriamente a las conclusiones del ponente de este asunto, dijo: “No, me gusta este Instituto, quiero aprobar esas Reglas”. Doctor y juez favorable, quiere además ser padre: “Elija al más benigno entre los Cardenales de la Congregación…”
Pero no pude contener las lágrimas, tanta bondad emocionó mi corazón.”
Carta a Henri Tempier, Diciembre 22, 1825, EO VI núm. 213
“La gratitud da sentido a nuestro pasado, trae paz al presente y crea una visión para el mañana.” Melody Beattie