Cuando repaso el avance de nuestra obra, me siento lleno de admiración por la bondad de Dios y movido a una gran gratitud. Todo hasta hoy está marcado con el sello de una protección especial.
Una vez más, las puertas se habían abierto con éxito para Eugenio, y el Papa había aceptado acortar el que parecía un proceso interminable para la aprobación
¿Quién pudo prepararme el camino? ¿Quién dio la disposición al Jefe de la Iglesia para que quisiera hacer por nosotros una excepción singular? ¿Quién es el que le inspira a aceptar todo lo que le propongo? Ayer nuevamente ¿a quién debemos que haya consentido sin la menor dificultad el dispensarme del interminable examen de ocho cardenales, quienes difícilmente se resignarían a abandonar en nuestro favor el sistema adoptado para todos los demás, y en autorizar al cardenal Pacca a reunir en su casa una pequeña congregación de tres cardenales, es decir, incorporar a otro cardenal, que junto con el cardenal Pedicini y el Arzobispo secretario de la Congregación emitirán su juicio sobre el libro e informarán directamente al Santo Padre?
Eugenio trataba de vivir en un espíritu de cercanía a Dios tanto como fuera posible, reconociendo la mano de Dios en todos estos eventos
Es Dios, dueño de los corazones, por la poderosa mediación de su Hijo, Nuestro Señor. Así, mi querido amigo, puede ver cuánto se ha simplificado el asunto. Ahora depende del cardenal Pacca reunir en su casa, cuando lo desee, a su pequeña congregación. Aunque sea lento, no puede prolongarse mucho..
Carta a Henri Tempier, Enero 20, 1826, EO VII núm. 219
“Nunca temas confiar un futuro incierto al Dios conocido.” Corrie Ten Boom