NINGUNO DE NOSOTROS DEBERÁ OLVIDAR NUNCA QUE SU PROTECCIÓN HA SIDO VISIBLE

Finalmente, la decisión:

¡Callado, querido Tempier!, te lo digo bajito, pero bastante alto para que lo oigas. Ayer, 15 de febrero del año 1826, la congregación de cardenales reunidos bajo la presidencia del prefecto, cardenal Pacca, aprobó unánimemente las reglas, salvo las pequeñas modificaciones propuestas por el cardenal ponente; siendo la opinión de la congregación, que nuestro Santo Padre el Papa otorgue pronto la  aprobación en debida forma. Aunque sea una gracia enorme que el Señor nos concede, y aunque debamos todo nuestro agradecimiento, creo  oportuno limitar las expresiones de nuestros sentimientos, y esperar para manifestarlos, hasta la aprobación de nuestro Santo Padre, de la decisión de la congregación y su orden de la expedición del breve…
Hay que reconocer que la ayuda de la divina Providencia en este asunto ha sido admirable y ninguno de nosotros deberá olvidar nunca que su protección ha sido visible.

Carta a Henri Tempier, Febrero 16, 1826, EO VII núm. 224

“A menudo he reflexionado, maravillándome de la enorme bondad de Dios, y mi alma se ha regocijado en la contemplación de Su gran magnificencia y misericordia. ¡Bendito sea por siempre! Veo claramente que no ha omitido recompensarme, aún en esta vida, con todos mis buenos deseos.”      Santa Teresa de Ávila

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