El corazón de la experiencia de conversión de Eugenio es su decisión definitiva de vivir “sólo por Dios”. Mirando el resto de su vida, uno ve que esto llegó a ser realmente el foco central de su vida. Su canonización en 1995 fue un reconocimiento de que él había vivido su vida “toda por Dios” de un modo heroico.
Feliz, mil veces feliz de que ese Padre bondadoso, a pesar de mi indignidad, haya desplegado en mí la inmensa riqueza de sus misericordias. Al menos, que yo repare el tiempo perdido redoblando mi amor para con él. Que todas mis acciones, pensamientos, etc. vayan dirigidas a este fin. Qué ocupación mas gloriosa que obrar en todo y por todo únicamente por Dios, amarle sobre todas las cosas, y amarle tanto más cuanto más he tardado en amarle.
¡Ah! esto es comenzar ya aquí abajo la vida bienaventurada del cielo. Esa es la verdadera manera de glorificarle como él desea.
Notas de retiro, diciembre 1814, E.O. XV n.130