¡Mientras Eugenio escribía en superlativos los ideales de los Oblatos y lo que la aprobación de la Iglesia significaba para nosotros, tuvo que enfrentar igualmente la realidad de que la Congregación Oblata se componía de seres humanos imperfectos y no de ángeles! “Si todos los miembros de la Sociedad fueran lo que debieran ser” – habría sido el cielo en la tierra.
Eugenio luchó por formarnos en “lo que debemos ser” por el resto de su vida como Superior General – y sus ideales, ejemplo y escritos, siguen siendo nuestra guía hoy en día.
Si todos los miembros de la Sociedad fueran lo que deben ser ¿tendríamos problemas para formar al personal de nuestras casas? ¿No es una lástima que haya que consultar los caprichos o las aversiones? ¿Se ha visto alguna vez semejante escándalo? ¿Por qué no puede el P. Touche vivir bajo la obediencia del P. Honorat? ¿De dónde viene el problema que afecta el orden de una Sociedad naciente, en la cual no debería haber más que un corazón y un alma? Es que uno está lleno de orgullo aunque quiera aparentar humildad…
Fue una grata sorpresa el saber que la misión de Aubagne está en marcha. Puesto que al P. Mye no le molesta que el P. Suzanne sea el jefe, pienso que es mejor así, pero les hacen falta más confesores de los que usted les ha dado.
Carta a Henri Tempier, Marzo 9, 1826, EO VII núm. 229
Henri Tempier había comprendido “lo que debemos ser” desde el momento en que aceptó la invitación de Eugenio a convertirse en Oblato. Que nuestro trayecto como Oblatos y miembros de la Familia Mazenodiana mayor, unidos en torno al carisma de Eugenio, nos sea de ayuda mutua para llegar a “lo que debemos ser”.