El 18 de febrero Eugenio había escrito a los Oblatos para darles las buenas nuevas de la aprobación papal de la Congregación. Ahora recibe una carta de Tempier, donde le describe la reacción de alegría de los Oblatos. Eugenio responde animadamente:
…llena de cosas y de sentimientos. No esperaba menos de usted y de nuestros queridos hermanos ante la noticia que le anuncié en la carta a la que responde. El favor de la Providencia y la visible protección de Dios eran demasiado grandes y palpables para que sus corazones no se sintieran conmovidos; y le aseguro que he leído una y otra vez el relato que me envía, el cual ha causado en mi alma una nueva oleada de alegría, de consuelo y de agradecimiento, en unión con todos esos sentimientos que ustedes han experimentado.
En este espíritu de unidad fraternal y comunión, invita de nuevo a los Oblatos a agradecer las maravillas que Dios ha hecho por ellos y a responder en forma generosa. Es una repetición del reto constante de Eugenio de SER para HACER.
… ¡Oh, sí, tenemos que decírnoslo, hemos recibido una gracia inmensa! Cuanto más de cerca lo considero en todas sus circunstancias, más percibo su valor. No podremos nunca corresponder al mismo más que con una fidelidad a toda prueba, y con un incremento de celo y de dedicación por la gloria de Dios, el servicio de la Iglesia y la salvación de las almas, sobre todo de las más abandonadas, conforme a nuestra vocación.
Carta a Henri Tempier, Marzo 20, 1826, EO VII núm. 231
Estas palabras hacen eco a lo que Eugenio había escrito ocho años antes en su documento de visión, que conocemos como nuestro “Prefacio.”
Tales son los frutos copiosos de salvación que pueden resultar del trabajo de los sacerdotes a quienes el Señor inspiró la idea de reunirse en sociedad para dedicarse más eficazmente a la salvación de las almas y a la propia santificación, si desempeñan con dignidad su ministerio y responden santamente a su excelsa vocación.
Regla de 1818, Parte Uno, Capítulo Uno, §3. Nota Bene. Misiones, 78 (1951) pág. 16
“Al expresar nuestra gratitud, nunca debemos olvidar que el mayor agradecimiento no es el decir las palabras, sino vivir de acuerdo a ellas.” John F. Kennedy