Desde que Eugenio dio origen a los Oblatos en 1816 hasta la aprobación papal, insistió en la necesidad de una declaración de visión aceptada en común y una regla de vida que mantuviera a todos los miembros en comunión con dicha visión. Básicamente había puesto por escrito los principios que le guiaban en su ministerio propio e invitó a otros a compartir su misión.
La aprobación papal de nuestra Regla de Vida significaba el reconocimiento de la Iglesia como la expresión auténtica de una forma de vida evangélica para los Oblatos.
PAPA LEÓN XII
PARA EL RECUERDO FUTURO DEL SUCESOAdemás, habiendo consultado en consejo a la Congregación de Nuestros Venerables Hermanos, los Cardenales de la Santa Iglesia Romana, quienes tienen a su cargo los Asuntos y Cuestiones de los Obispos y Regulares, Nosotros, con la plenitud de Nuestra Autoridad Apostólica, aprobamos y confirmamos sus Constituciones, que algunos de los Obispos de Francia habían considerado merecedoras de los testimonios más encomiables, cuyos testimonios muchos de ellos incluso firmaron de propia mano para darles mayor autoridad. Incluso ordenamos que estas Constituciones sean observadas fielmente por todos los miembros de esta Congregación, sin importar el puesto que desempeñen en ella.
Esta aprobación y mención son otorgadas con la mayor disposición a tan beneficiosa empresa, pues los miembros de esta Congregación en su ministerio exterior de predicar la palabra de Dios y administrar los sacramentos, realizan una abierta profesión de reverencia, sumisión y obediencia a todos los Obispos, en comunión con la Sede Romana, quien desea emplear su ayuda y servicios en sus respectivas diócesis, y estamos convencidos de que continuarán procediendo de esta forma. Además, Nosotros, por nuestra Autoridad Apostólica, suplimos y remediamos cualquier defecto de derecho o hecho que puedan haberse obviado en la elaboración de dichas Reglas.
…Otorgado en Roma, en San Pedro, bajo el Anillo del Pescador, el vigésimo primer día de marzo, 1826, en el tercer año de Nuestro Pontificado.
Papa León XII
Carta Apostólica de Aprobación, Marzo 21, 1826, Missions O.M.I., n° 280 (1952), págs. 118, 138.
.En nuestra primera Regla de Vida, Eugenio había escrito acerca de la necesidad de ello, como medio de fortaleza misionera:
No basta, con todo, que estén convencidos de la excelencia del ministerio a que son llamados. El ejemplo de los santos y la razón misma prueban claramente que, para el felíz éxito de tan santa empresa y para mantener la disciplina en una sociedad, es indispensable fijar ciertas normas de vida que aseguren la unidad de espíritu y acción entre todos los miembros. Esto es lo que da fuerza a los organismos, mantiene en ellos el fervor y les asegura la permanencia.
Por tanto, dichos sacerdotes, al consagrarse a cuantas obras de celo puede inspirar la caridad sacerdotal, especialmente a la obra de las misiones, que es el fin principal que los reúne, intentan someterse a una Regla y Constituciones aptas para procurarles los bienes que, al reunirse en sociedad, se proponen alcanzar para su propia santificación y para la salvación de las almas.
Prefacio de las CC&RR
“Mucha gente se presiona y piensa que será muy difícil vivir sus sueños. Los Mentores están ahí para decir, ‘Mira, no es tan difícil como piensas. Aquí tienes algunos lineamientos y cuestiones por las que he atravesado para llegar adonde estoy.’ Joe Jonas