Según vimos antes, Eugenio no entendía algunos de los métodos del grupo misionero del Sr. Favre, pero permanecía abierto a colaborar con la voluntad de Dios, cuando fuera necesario.
Deseo compartir con usted mis observaciones antes de la última conversación que tuve con el Sr. Favre. Leyó todo, lo consideró ante Dios, y cree que nuestra obra viene de Dios. Por lo tanto, está decidido a unírsenos. Se formará un establecimiento en Chambéry, donde habrá una casa para unas cincuenta personas. Está seguro de contar con el apoyo del Sr. Arzobispo. Este asunto deberá tratarse durante las vacaciones; me escribirá antes, y no nos faltarán miembros. ¿Considero el asunto concluido? No lo aseguraría. Juzgaremos por los efectos.
Eugenio entonces repite su convicción probada de cooperar con la voluntad de Dios
Mientras tanto, he hecho todo lo que debo, Dios hará lo demás. Vivimos solo por él; solo buscamos la gloria de su santo nombre y la salvación de las almas que él rescató. Cuando hemos empleado todos los medios humanos a nuestro alcance, debemos estar en paz y no inquietamos por nada.
Carta a Henri Tempier, Junio 10, 1826, EO VII núm. 248
Por varias razones fuera del control de Eugenio, la unión planeada nunca se realizó.
“El discernimiento es el llamado de Dios a la intercesión, nunca a encontrar fallas.” Corrie Ten Boom