El Obispo Arbaud de Gap no estaba contento con que los hombres de su diócesis se unieran a los Oblatos y creía que aún tenía el poder de dispensarlos de los votos, queriéndolos de vuelta en su diócesis. No había comprendido los principios básicos de la vida religiosa, por lo que Eugenio le aclara la situación.
… Nuestros votos son tan perpetuos como los votos más solemnes del mundo. Cuando hicimos el juramento de perseverancia, nuestra voluntad era obligarnos a vivir y morir en la Congregación que aceptó nuestro compromiso. No le corresponde al individuo actuar con cálculos y por capricho, y menos aún prever un posible caso de dispensa. No sería admisible antes de la profesión; es absolutamente imposible después (“esto es anticanónico”, dice el Romano Pontífice al respecto)
La dispensa es considerada en nuestra Sociedad como una desgracia tan grande, que se creería no habrá nunca otro ejemplo igual, ahora que estamos aprobados por la Iglesia y colocados en la misma línea que los Lazaristas, Pasionistas y Redentoristas…
Carta al Obispo Arbaud de Gap, Agosto 13, 1826, EO XIII núm. 59
“Cuando te encuentras rodeado de gente que comparte un compromiso apasionado por un propósito común, cualquier cosa es posible.” Howard Schultz