En el aniversario de la muerte del Padre Marcou, la evocación de Eugenio le llevó al recuerdo de un incidente que tuvo cuando era miembro de la congregación de la juventud en Aix
Se citaría en la vida de los santos lo que le ocurrió un día que venía a verme, como era costumbre de los congregantes. Estaba fuera de sí, lleno de ira. Me explicó el motivo de su enfado. Acababa de encontrarse con unas muchachas de mala vida que le dijeron palabras que con razón le escandalizaron. Estaba sumamente indignado. No satisfecho con haberles contestado con un fuerte golpe con el paraguas, se reprochaba no haberlo hecho con más fuerza. Para quitarles las ganas de molestar de nuevo, quería volver y darles una lección que recordar. Sólo pude quitarle esa idea haciéndole comprender que pecaría ofreciéndoles voluntariamente la ocasión para proponerle cosas contrarias a la ley de Dios. El P. Marcou debía tener entonces unos quince años..
Diario del 20 de agosto de 1838, E.O. XIX
“Hermanos muy queridos, sean prontos para escuchar, pero lentos para hablar y enojarse, pues la ira del hombre no realiza la justicia de Dios.” Carta de Santiago 1,19-20