Regocijándose con los Padres Mie y Moreau por el éxito de la misión parroquial entre los montañeses pobres, les anima y compara su ministerio a una campaña militar contra el poder del mal.
Me alegro de todo lo que usted y el P. Moreau me cuentan de su primera campaña; la carta del P. Moreau en referencia a ello es verdaderamente interesante, será incluso histórica, pues presenta perfectamente el plan de campaña y permite apreciar su trabajo. ¡Bendito sea Dios!
El recientemente fallecido Jacques Marcou parece haber sido destinado para esta misión. Eugenio le recuerda y concluye que continúa participando en las misiones de los Oblatos a través de su oración, en comunión con los santos.
Si nuestro buen P. Marcou hubiera recobrado la salud, qué alegría habría sentido ayudándoles en ese trabajo. Sin duda, él es aún más útil a nuestra obra estando, como esperamos, en el cielo, en las gradas del trono del Eterno, muy cerca de la Santísima Virgen, en quien tuvo tanta confianza hasta el último aliento.
Carta a Pierre Mie, Septiembre 7, 1826., EO VII núm. 253
“Tú puedes hacer algo que yo no puedo y yo algo que tú no puedes. Hagamos juntos algo hermoso para Dios.” Madre Teresa