Por más que le digo que se detenga, que tome aliento, siempre está en movimiento.
¡Es obvia la frustración de Eugenio con el P. Mie! Entonces apela a la razón.
Le comenté mi dificultad para cumplir los compromisos aceptados, y a pesar de ello toma otros por su cuenta. Le creía finalmente en Nimes, a punto de obedecer mis reiteradas instrucciones; pero veo que ha salido para Campestre, donde se propone estar tres semanas, sin tomar en cuenta que olvida el retiro prescrito por nuestras Reglas, que debe empezar el 24 en todas nuestras casas.
El jubileo [de Digne] se iniciará el día de Todos los Santos y por lo tanto es necesario que acuda. Pero antes es conveniente que haga el retiro. Así pues, en cuanto reciba mi carta, terminará lo que pueda y dejará lo demás para otra oportunidad, que será la diócesis de Nimes en enero, época en que diez de nuestros Padres irán a evangelizar esa región.
¡Finalmente Eugenio ordena a Mie obedecer de inmediato!
Ahora, mi querido Padre, perdone si no le aconsejo como lo he hecho hasta ahora; el buen orden exige que le instruya, como lo hago por esta carta, tanto a usted como al P. Moreau, a dejar todo para estar en Marsella el 24 por la tarde, cuando empieza nuestro retiro. Traicionaría mi deber por no actuar como lo hago; así que no lo vea mal, mi querido Padre, y vaya.
Carta a Pierre Mie, Octubre 11, 1826, EO VII núm. 257
“Se exige la obediencia de la ley; no se trata de una solicitud como favor.” Theodore Roosevelt