El año de 1826 concluyó con la participación de Eugenio y los Oblatos en el año especial del jubileo de renovación de las misiones en todo Marsella. Le encontramos en pleno auge de lo que más disfrutaba: predicar en la misión y llevar a la gente a la conversión y renovación. El biógrafo Rey, describe:
“Una vez que los misioneros volvieron a Marsella de Digne, comenzó la predicación de la misión del Jubileo, siendo inaugurada con una procesión general el 3 de diciembre, primer domingo de Adviento, en que los Oblatos de María, de acuerdo con las instrucciones de su regla, no participarían. La misma tarde, el Fundador celebró la apertura de los ejercicios en la Capilla del Calvario, que era muy pequeña para dar cabida a la muchedumbre que llegó para participar.
A pesar de sus importantes ocupaciones en la administración de la diócesis y de la Congregación, predicó dos veces al día. Por las mañanas, explicaba el “Padre Nuestro” en lengua provenzal. Por las tardes predicaba en francés, acerca de los artículos principales de la doctrina cristiana sobre el dogma y los sacramentos. Lo hacía con una sencillez conmovedora, manteniendo el interés constante de la congregación, que admiraba su capacidad de simplificar la elevada doctrina a las necesidades de los oyentes, para que fuera sencillo y al mismo tiempo fuerte.
El éxito era extraordinario; la muchedumbre inundaba la iglesia por las mañanas para escuchar la Palabra de Dios, arrodillándose después en los confesionarios, donde los misioneros pasaban la mayor parte del día. El Padre de Mazenod nunca rehusó la buena voluntad de quienes deseaban reconciliarse con Dios.”
REY, Volumen 1
“Cuando descubres tu misión, sientes su exigencia. Te llena con entusiasmo y un ardiente deseo de realizarla.” W. Clement Stone