CON TODAS ESAS ATENCIONES A LOS PARIENTES, EN MENOS DE OCHO DÍAS PODRÍAMOS VERNOS OBLIGADOS A VACIAR UNA CASA, O A DESMANTELAR UNA O VARIAS  MISIONES

La solicitud del P. Honorat de visitar a su tía, fue la ocasión para que Eugenio explicara por qué no permitía a los Oblatos visitar a sus parientes indiscriminadamente.

Eres lo bastante fuerte, mi querido Honorat, para soportar un rechazo; por eso no ando con rodeos al dar una negativa a tu petición de ir a Calpentras para ver a tu tía religiosa. No creo que sus superioras le permitieran devolverte la visita. Por ello, déjala tranquila en su claustro y prosigue tu carrera con un mayor espíritu de desprendimiento de los parientes.
Basado en los mismos principios, acabo de rehusar que el P. Martin fuera a ver a su hermana en Gap. Todo el clero de esa diócesis se inmiscuyó en el asunto, pero en una Sociedad hay que considerar siempre las consecuencias, y así rehusé a los parientes del P. Martin, lo mismo que a los del P. Telmon, a los del P. Jeancard y a los del P. Sumien. Con todas esas atenciones a los parientes, en menos de ocho días podríamos vemos obligados a vaciar una casa, o a desmantelar una o varias misiones.
Me cuesta mucho mantener la regularidad a este precio, pero el deber está por encima de todo. Adiós, muy querido Padre, un abrazo a ti y al querido P. Albini.

Carta a Jean Baptiste Honorat, Enero 24, 1827, EO VII núm. 260

 

En esta carta, los parientes mencionados no eran los padres de los Oblatos – al tratarse  de los padres y madres de los Oblatos, Eugenio no mostraba preocupación y permitía que sus hijos les visitaran, en caso de alguna necesidad apremiante. Es importante recordar que la práctica en la vida religiosa hasta hace poco, era de un descanso para visitar a los familiares. La costumbre más reciente de las vacaciones anuales para visitar a los parientes, era por completo inimaginable en esa época para las hermanas religiosas, los hermanos y los sacerdotes. Cuando los Oblatos (y todos los demás religiosos) comenzaron a salir hacia las misiones en el extranjero en 1841, todos estaban totalmente conscientes de que dejarían Francia y a su familia para siempre, sin volver nunca.

Habiendo dicho esto, veremos cómo la relación de Eugenio con su familia fue muy cercana en los años posteriores.

 

“La religión mantuvo a algunos de mis parientes con vida, pues era todo lo que tenían. De no haber tenido esperanza en el cielo en compañía de Jesús, probablemente se habrían suicidado, debido a lo terrible de sus vidas.”   Octavia Butler

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