Terminando la primera semana de retiro de 1814, Eugenio pasa a la siguiente fase: la meditación sobre la vida de Jesús como modelo para él mismo. Él comienza su serie de meditaciones con la clásica “Llamada del Rey”.
Después de haber conocido en la primera semana cuál es nuestro fin último, y después de haber visto y llorado nuestros extravíos, hemos debido concebir un gran deseo de entrar en el camino de la salvación. Pero para esto nos hace falta un guía. Y es ese guía el que san Ignacio nos brinda en la segunda semana, donde nos propone para imitación las virtudes y la vida de J.C y sobre todo en esta primera meditación del Reino de J.C. nos le propone bajo la imagen de un Rey que incita a sus súbditos a seguirle al combate.
Notas de retiro, diciembre 1814, E.O. XV n. 130
La idea de meditar sobre las “virtudes y ejemplos” de la vida de Jesús fue una parte vital de la espiritualidad de san Eugenio. Cada mañana, durante su vida, su meditación matutina era una contemplación del Evangelio. Como seminarista había escrito un texto que mostraba su método de contemplación:
Se conformar a Jesucristo
Semejanza del pintor que copia un modelo.
Lo coloca en el lugar más luminoso,
lo mira attentamente,
se concentra en él,
trata de grabar su imagen en el espíritu,
traza luego en el papel o en la tela algunos rasgos que confronta con el original,
los corrige si no son del todo conformes, y si lo son continúa.
Cuaderno de seminarista no publicado, en los Archivos de la Casa General OMI, Roma