Eugenio, el predicador y fundador de una sociedad de misioneros, habla impresionantemente y desde el fondo de su corazón, acerca del poder de la palabra hablada.
La gracia de la conversión está eminentemente vinculada a la palabra, es la virtud de Dios; los milagros se realizan por ella. Es la red misteriosa, cuando se echa in nomine Jesu (ed. en el nombre de Jesús). Desde San Pedro hasta nuestros días, y lo mismo hasta el fin de los siglos, es por la palabra hablada y no por la palabra escrita, como se realizan las numerosas conversiones.
El contexto de estas palabras es intentar aminorar la prisa del convaleciente Marius Suzanne por terminar su libro, y lograr que descanse. En el proceso, nos da una hermosa descripción del poder de la predicación.
No te mates en la obra, lo repito, llegarás a tiempo yendo más lentamente. Sigue dándome noticias de vez en cuando; trabaja menos y cúrate.
Adiós, te quiero y abrazo de todo corazón
Carta a Marius Suzanne, Agosto 25, 1827, EO VII núm. 276
“Puedes cambiar al mundo modificando tus palabras… Recuerda, la muerte y la vida se encuentran en el poder de la lengua.” Joel Osteen