Después de corregir al P. Courtès, la conclusión de su carta es típica del estilo de Eugenio. Cuando debía reprender a alguno de los Oblatos, lo hacía en forma directa, sin reprimirse. Luego notaba que su sinceridad pudiera haber lastimado a la persona y trataba de inmediato de suavizarlo con su afecto personal y paternal.
Creo, querido amigo, que no te molestas cuando te hablo con franqueza y sencillez. Lo que te comento no son reproches, sino observaciones amistosas, que serán suficiente a un espíritu recto para modificar todo con prontitud y poner todo en regla.
Adiós, mi queridísimo P. Courtès, te abrazo de todo corazón y te amo igual.
Carta a Hippolyte Courtès, Septiembre 26, 1827, EO VII núm. 282
En forma similar, el P. Honorat había ido a Aix sin comentarlo con Eugenio y en el proceso había arruinado los arreglos para una misión parroquial. La reacción de Eugenio fue directa, pero humana.
El tema de la salvación de las almas es delicado, y antes de tomar una determinación hay que considerar una y otra vez los motivos para decidirlo. Gracias a Dios, y con gusto te lo reconozco, eres capaz de escuchar la verdad, sin que uno tenga que andar con miramientos para no lastimar un alma como la tuya. Pues bien, mi intención formal, expresada incluso por escrito al P. Courtés, era que no fueses a Aix.. . Ahora ya está hecho, y no hablemos más de ello.
… Adiós. Te abrazo de todo corazón.
Carta a Jean Baptiste Honorat, Octubre 6, 1827, EO VII núm. 286
“No puedes reprender a alguien sin mostrar amor ni caridad. (Al igual) que no se puede realizar una cirugía sin anestesia: no puedes hacerlo, pues el paciente moriría del dolor.” Papa Francisco