DEBEMOS VIVIR CON LAS CONSECUENCIAS DE NUESTRAS DECISIONES

Los saludos de Año Nuevo al P. Courtès fueron la ocasión para que Eugenio se lamentara de la situación en la que se encontraba. Su pasión por la predicación y la evangelización era fuerte – y su ejemplo había llevado a muchos Oblatos a imitar su celo. Aun así, se encontraba preso en su oficina como Vicario General de Marsella, sin la posibilidad de hacer lo que tanto amaba: evangelizar a los más abandonados.

Deseo un feliz año a mi muy querido P. Courtés y a toda su comunidad, y, como de costumbre, tengo tanta prisa que no puedo decir más; mi oficina está tan atestada que no hay sitio para colocar una lámpara, pero es como si no tuviera nada que hacer. No me siento con fuerzas para continuar en esto. Si no me retuviera mi conciencia, hace tiempo que habría partido; pero mi responsabilidad me asusta un poco, o, mejor diría, mucho. 

Sin embargo, admite haber sido él mismo quien le pusiera en tal situación. En primer lugar en 1817, cuando apoyó la nominación de su tío Fortuné como Obispo de Marsella, y de nuevo en  1823, cuando Fortuné fue eventualmente  nombrado y ordenado Obispo de Marsella, Eugenio se había dedicado a la causa por la sobrevivencia de los Oblatos y por el bien de la gente de  Marsella, quienes habían estado abandonados por la religión como resultado de la Revolución.

Al hablar de responsabilidad, pienso en la que contraje en 1817 y 1823 (*). Creí hacer bien, y es posible que así haya sido. Veo a diario los felices resultados para la religión, pero no consideré lo suficiente mi provecho personal, mi descanso, mi existencia totalmente sacrificada, con este disgusto adicional de verme atado e imposibilitado, por mi situación esencialmente dependiente, para hacer siquiera la mitad del bien que desearía hacer, y de ver que ese mismo bien que tengo la dicha de hacer, no es como siento que debería hacerse.

Carta a Hippolyte Courtès, Enero 2, 1828, EO VII núm. 289

 

“En esta vida debemos tomar muchas decisiones. Algunas son muy importantes y otras no lo son. Muchas de ellas son acerca del bien y del mal. Las decisiones que tomamos, sin embargo, determinan en gran parte nuestra felicidad o desdicha, pues debemos vivir con las consecuencias de nuestras elecciones.”   James E. Faust

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