El obispo local había expresado su desaprobación al enfoque pastoral de los Oblatos en el centro de misión del Santuario de Nuestra Señora de Laus. La respuesta de Eugenio al Obispo fue la oportunidad para expresar nuestra relación con María Inmaculada.
Siempre le he comentado lo mismo en relación a Ntra. Sra. de Laus. Ese santuario tiene el afecto de toda la Sociedad, pues profesamos todos una devoción especial a la Madre de Dios.
Continúa, citando el mandato del Papa León XII el 26 de marzo de 1826, al firmar el decreto de aprobación a nuestra Congregación:
La Iglesia nos ha impuesto el deber sin duda muy grato, pero deber igualmente, de propagar su culto: “Esperamos que los miembros de esta familia que, bajo el cuidado de algunas leyes tan aptas por otra parte para formar los corazones en la piedad, se han dedicado al ministerio del Verbo divino, y reconocen como patrona a la Madre de Dios, la Virgen Inmaculada, se entreguen con toda su fuerza a devolver a la misericordia de María a los hombres que Jesucristo desde lo alto de la cruz quiso darle por hijos”. Son palabras de la Bula de aprobación. No abandonaremos nunca el santuario, a no ser obligados y forzados.
Carta al Obispo Arbaud de Gap, Marzo 10, 1828, EO XIII núm. 64
Tenemos un extracto de la respuesta del obispo Arbaud a la carta del 10 de marzo: “Quedé muy satisfecho con su última misiva. La ligera neblina que había cubierto nuestra relación por algún tiempo se ha disipado para siempre. De haber estado en su lugar, habría estado dolido por mis cartas, de haber estado usted en el mío, habría hecho lo mismo que yo.” Abril 10, cf. Missions OM1, 1897, pág.367.
“Para tener éxito en su misión, debe tener una devoción decidida hacia su meta.” A. Kalam