La bendición de la iglesia en el Calvaire fue histórica. Para los Oblatos se trató de un parteaguas en su ministerio con los pobres del área del muelle de Marsella y los vecindarios populares que lo circundaban. Lo que comenzó como la erección de un gran Crucifijo para conmemorar la misión de 1820, se había convertido en un importante centro de peregrinación. Una gran parte de los peregrinos eran los trabajadores italianos de los muelles a quienes les atraía la bienvenida de los Oblatos y su ministerio con ellos. Este ministerio entre los inmigrantes pobres había llevado a los Oblatos a establecerse en el Calvaire y hacerlo un hogar espiritual para los necesitados. Eventualmente se construyó esta iglesia estilo griego con rotonda, dedicada a Nuestra Señora del Buen Consejo, como centro de renovación. La descripción de Eugenio refleja su alegría y gratitud.
Monseñor tomó la ceremonia de la consagración, que no duró menos de cinco horas, como si nada, y por la tarde todavía cantaba las vísperas con sorprendente voz. No digo lo mismo de mí. No podía más con el cuerpo, aunque el espíritu estaba con los ángeles, pues no es posible ver nada más bello, más grandioso ni que llene el alma de sentimientos más elevados.
Esta fecha también fue un parteaguas en la historia de la diócesis. Fue construida en el lugar de culto que ya había existido por más de 900 años. En el Siglo XIII fue considerada una de las iglesias góticas más hermosas de la ciudad – aunque 500 años después fuera destruida por los revolucionarios. Todo lo que sobrevivió sobre el escombro fue la torre de la campana, donde se colocó la Cruz en 1820.
Era la primera consagración de iglesia que Marsella presenciaba desde el restablecimiento de la sede episcopal. La afluencia fue extraordinaria; el P. Jeancard pronunció el discurso en el oficio de la tarde.
Carta a Hippolyte Courtès, Mayo 29, 1828, EO VII núm. 301
La religión había sobrevivido a la Revolución y se estaba renovando, pero treinta años después de la Revolución había señales de que aún no terminaba para la religión- y afectaría profundamente a Eugenio y los Oblatos.
“No sabemos qué tan fuertes somos, hasta ser forzados a sacar esa fortaleza oculta. En tiempos de tragedia, de guerra, de necesidad, las personas hacen cosas asombrosas. Es increíble la capacidad humana de sobrevivencia y renovación.” Isabel Allende