Al reflexionar en los cuatro Oblatos que ya conformaban nuestra comunidad en el Reino, Eugenio imagina su situación:
Imagino que nuestra comunidad allá arriba debe estar situada muy cerca de nuestra Patrona; los veo al lado de María Inmaculada, y por consiguiente, en la cercanía de Nuestro Señor Jesucristo, a quien siguieron en la tierra y ahora contemplan con deleite; recibiremos nuestra parte en esa plenitud, si nos hacemos dignos de ellos…
Carta a Hippolyte Courtès, Julio 22, 1828, EO VII núm. 307
“El verdadero objeto de la vida humana es el juego. La Tierra es un jardín de tareas; el cielo es un jardín de juegos.” Gilbert K. Chesterton