La meditación de san Eugenio continua centrada en Dios como un Padre amoroso –no existe otro Padre como Él. Ya anciano, Eugenio habló de su propio amor paternal por sus hijos oblatos como un reflejo del amor paternal de Dios.
Sin embargo, nada es más razonable que abandonarme por entero a Dios tanto en mis necesidades como en mis empresas. El conoce mis necesidades, es mi Padre y un Padre todopoderoso, el Padre celestial sabe que ustedes las necesitan Mt 6, 32. El lo dirige todo en el universo; el menor insecto solo se mueve por su voluntad; él mismo ha dicho que mis cabellos están contados; qué motivo de confianza para todo aquello que concierne a mi salvación, incluso para las cosas que solo se relacionan indirectamente con ella, pero que acontecen según su voluntad. Sí, hasta para las necesidades de la vida, para el éxito de los negocios, para todo, en una palabra; su ternura proveerá si mi confianza es sin límites, Jamás un Padre así.
Notas de retiro, diciembre 1814, E.O. XV n. 130