Leflon describe los esfuerzos de Eugenio para llevar consuelo espiritual a los prisioneros: “Finalmente, el Semainier, ansioso por asegurarse de que los prisioneros recibieran ayuda espiritual, que era también uno de los propósitos de la Organización, notó que había un descuido imperdonable de la religión, si acaso no un espíritu deplorable de carencia de religión entre muchos de los prisioneros que prescindían de ir a la Santa Misa sin una razón legítima, y por lo cual sería recomendable exhortarles muy firmemente a cumplir con el sagrado deber.” Leflon I pág. 104
Eugenio narra a su padre:
Puede creerlo querido amigo, el hombre que realiza ese ministerio de caridad, no ve ahora en esos criminales de quienes es de algún modo el defensor, sino a unos desgraciados a los que hay que ayudar. Toca a la equitativa y severa justicia descubrir al culpable; nuestro deber es en cambio el de aliviar sus penas por todos los medios a nuestro alcance, pero sobre todo con los consuelos que la religión nos ofrece
Los medios del joven Eugenio de proporcionar “los consuelos que la religión ofrece” al sobornar a los prisioneros para ir a Misa parecen terribles al considerar su enfoque pastoral a los prisioneros en años posteriores:
¿Cumplen ese deber esencial todos mis colegas? No lo sé; en cuanto a mí, me satisface no solo haber cuidado que el pan sea mejor, sino que una clase de prisioneros más interesante y más abandonada que las demás y cuya edad se aproxima a la mía, fuese mejor atendida, y de haber corregido algunos abusos; pero sobre todo lograr la aprobación de la junta, basándose en mi informe, que sería castigado el católico que no asistiera al oficio divino los domingos y fiestas. Este castigo no puede tener mucho alcance, pues no tenemos policía de cárceles, pero la privación de sopa será suficiente para mantener a todos estos señores en el deber..
Carta a su padre, Enero 19, 1807, EO XIV núm. 21
¡Ciertamente Eugenio requería la gracia de un encuentro con el significado de la misericordia y la compasión del Salvador Crucificado!
“Un maestro que intenta enseñar sin inspirar al alumno con un deseo de aprender, está forjando hierro frío.” Horacio Mann