UNA GRADUAL CONVERSIÓN DEL ENFOQUE EN SÍ MISMO AL ENFOQUE EN DIOS

En los meses anteriores he analizado el recorrido espiritual del joven Eugenio de Mazenod. A los 9 años en el exilio, le vemos dando sus primeros pasos de compromiso, en su primera comunión y confirmación. Después en Venecia, bajo la guía de Don Bartolo Zinelli, el adolescente recibió una firme formación humana y cristiana y aspiraba a la santidad en su estilo de vida. Nápoles y Palermo le hicieron alejarse de esos ideales – tal vez en una tardía rebeldía adolescente para la que no tuvo oportunidad en Venecia. El joven de veinte años que vuelve a Aix en Provence fue marcado por varios años de valores y comportamiento egoísta.

En unos pocos años su comportamiento comenzó a cambiar y hemos encontrado su interés por la religión, en su lectura, y el deseo de conocer la verdad de su fe en el contexto del jansenismo de su “tío” Joannis. Ahora está regresando a lo aprendido y experimentado en Venecia – pero con un compromiso adulto y no como una adhesión inmadura. Encontramos a Eugenio dedicando una gran parte de su tiempo al bienestar de los prisioneros y uniéndose a la oración con los canónigos en la catedral. Es evidente que algo se había movido profundamente en su alma.

Ignacio de Loyola nos ayuda a identificar este proceso como la conversión de un enfoque en sí mismo a un enfoque hacia Dios. No contamos con suficiente material acerca de la vida de Eugenio para poder saber la fecha exacta, pero es evidente que a los 24 años (1806) ya se encontraba en marcha el proceso de conversión. Fue sólo siete años después (1814), cuando se encontraba en el retiro conocido como “Ejercicios de San Ignacio”, que remarcó y habló  de una experiencia sin igual que había tenido y le había dado un claro entendimiento del proceso “un Viernes Santo”. Aproximadamente un año después de ese suceso, entró al seminario para formarse para la ordenación y el ministerio sacerdotal.

Seis meses después de entrar al seminario, escribe acerca de su trayecto en una conferencia espiritual en el seminario:

Desde el momento en que regenerado en el bautismo, fui elevado a la dignidad de hijo de Dios colmado de Sus dones, podría contar mejor los movimientos de mi respiración que el número de beneficios que el Maestro derramó en mí a manos llenas. Pero indudablemente no hay ninguna que tenga más mi atención que aquella que por misericordia siempre memorable para mí, Dios poderoso me arrancó de en medio de un mundo corruptor…

Conferencia Espiritual, Marzo 19, 1809, EO XIV núm. 48

SPANISH

“El movimiento de conversión de este momento puede ser capturado en la frase ‘desde uno mismo – enfocarse en Dios– enfocarse.’ Pues la gracia de este primer movimiento es la de ser atrapado en el amor de Dios y la acción salvadora de Dios. Mi respuesta no es continuar mirando el don, sino enfocarse en quien lo otorga, quien ama tanto que incluso muere en la cruz.”      David Fleming SJ

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