Feliz, mil veces feliz de que ese Padre bondadoso, a pesar de mi indignidad, me haya otorgado la inmensa riqueza de su misericordia.
Diario de Retiro, Diciembre 1814, O.W. XV núm.130
El ver la cruz, el darse cuenta del amoroso abrazo de Dios, que vino a elevar y rescatarlo – fue la fuerza inolvidable que cambió su vida, a través de la que se centró y que iluminó cada momento de su vida. En el retiro previo a su ordenación sacerdotal, Eugenio describió en su diario la experiencia de forma imponente:
Meditación del hijo pródigo. A nadie se puede aplicar mejor esa parábola que a mí. Dejé la casa paterna después de haber, aun permaneciendo en ella, colmado a mi padre de toda clase de amarguras. He dilapidado mi patrimonio, no con las hijas de Babilonia, ya que el Señor en su inconcebible bondad siempre me ha preservado de esa mancha; fue bajo las tiendas de los pecadores donde fijé mi morada al dejar la casa de mi padre.
Por último, he recorrido los áridos desiertos, y reducido a la mendicidad, me alimenté con el alimento destinado a los cerdos, cuya compañía elegí voluntariamente. ¿Pensaba en volver a mi buen padre, cuya gran ternura había experimentado tantas veces? No, hizo falta que él mismo, llevando al máximo sus beneficios, viniera a llevarme, a arrancarme de mi despreocupación, o más bien viniera a sacarme del lodazal donde me había hundido y del que me era imposible salir por mí mismo. Difícilmente en ocasiones deseaba dejar mis harapos para estar revestido con el vestido nupcial.
Notas de Retiro previo a su ordenación, Diciembre 1811, O.W. XIV núm.95
“El amor es la única fuerza capaz de transformar un enemigo en amigo.” Martin Luther King, Jr.