NUESTRO BICENTENARIO: UN COLLAGE DE EVENTOS E IMPRESIONES EN PREPARACIÓN

“Justo como el hijo es padre del hombre, así las impresiones de la propia juventud permanecen vívidas en el adulto” (Gustav Stresemann). Al reflexionar en cómo Dios preparó a Eugenio para iniciar la existencia de un grupo misionero, que nació el 25 de enero de 1816, encuentro un collage de eventos e impresiones en su vida que permanecieron vívidos y dieron un color y una calidad específica a la Familia Mazenodiana.

EM childEugenio nació dentro de una familia noble y no careció de nada: padres amorosos, una gran casa llena de sirvientes, una buena escuela primaria y todas las posesiones materiales que necesitó. La Revolución Francesa le dejó sin todo ello y hubo de experimentar el exilio lejos de su país de nacimiento, momentos de inseguridad y temor e incluso la pobreza, cuando tuvieron que depender de la caridad de otros. Más adelante estas impresiones hicieron que tomara conciencia y tuviera sensibilidad ante quienes sufrían siendo inmigrantes, en pobreza o en temor – la misma gente para la que fundó a los Oblatos.

EM fatherEl padre de Eugenio era juez y escribía y hablaba bien. De él, Eugenio heredó su habilidad como predicador sobresaliente y persuasivo. Aprendió a tratar a todos con justicia y a relacionarse con facilidad con todas las clases sociales. Aprendió a comprender y respetar las leyes y a poder utilizar esta habilidad para redactar varias Reglas de Vida para la congregación de la juventud y para los Misioneros.

EM motherSu madre provenía de una familia de clase media muy adinerada. De ella aprendió la habilidad comercial y financiera, que serviría en forma eficiente a la organización de los Oblatos y a la Diócesis de Marsella – sin olvidar la considerable ayuda financiera que ella proporcionó a la misión de los Oblatos, al aportar el dinero necesario para varios proyectos.

 

Tuvo buenos maestros y mentores – en especial Don Bartolo Zinelli en Venecia. De ellos aprendió la importancia de la guía espiritual en el desarrollo humano y la fe. Como sacerdote, misionero y obispo, su ministerio durante toda la vida fue guiar a las personas necesitadas – fundando un grupo misionero que se dedicara a evangelizar y desarrollar la fe entre los más abandonados.

Su corazón sensible y cálido le llevó a identificarse con las necesidades de los demás  y a buscar la respuesta más amorosa posible. Tenía un carácter fuerte y apasionado y nació siendo líder. Cuando su enfado le hacía explotar, haría lo necesario para enmendar lo que notara había herido a las personas. (http://www.eugenedemazenod.net/esp/?p=17http://www.eugenedemazenod.net/esp/?p=17 – comienza revelando algunas reflexiones que escribió respecto a su personalidad)

Dios aprovechó todas estas características, débiles y fuertes, para moldear a Su instrumento como sacerdote misionero y religioso, y fundador de los Oblatos. Dios preparaba este “vaso de barro” para recibir un tesoro:

“Pero tenemos este tesoro en vasos de barro, para que la excelencia del poder sea de Dios, y no de nosotros.”   2 Corintios 4:7

Al acercarnos, junto con Eugenio al 25 de enero, tomemos una pausa para reflexionar en cómo Dios nos ha moldeado en vasos de barro que contienen un tesoro. Una vez hecho esto a nivel personal, pensemos en cómo la gran Familia Mazenodiana ha sido un gran recipiente del amor y misericordia del Salvador por 200 años.

En verdad el niño es el “padre del hombre” – y todo lo que Dios ha realizado en nuestras vidas, en tiempos buenos y difíciles, nos ha moldeado para dar fruto – para ser fructíferos y llevar el amor del Salvador y dar vida en situaciones de abandono

Esta entrada fue publicada en Uncategorized. Guarda el enlace permanente.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *