NUESTRO BICENTENARIO: SIN LA DIVINA PROVIDENCIA Y LOS BENEFACTORES, NUNCA HABRÍAMOS PODIDO SER FUNDADOS

Eugenio necesitaba una gran casa y propiedad para acomodar a los casi 300 energéticos jóvenes que se encontraban cada jueves y domingo para la oración, la instrucción y los juegos. Así mismo, necesitaba una casa grande para acomodar a los futuros miembros del grupo misionero que  estaba planeando empezar para compartir el ministerio en el que se estaba involucrando.

Entonces desvió su atención al antiguo céntrico convento carmelita. Aquí la visión carismática de Eugenio se iba a hacer realidad.

Mis gestiones tuvieron un éxito inesperado; con una sola entrevista, se cerró el asunto, y me encontré propietario de la mayor parte del antiguo Carmelo, que está situado en la cabecera de la Avda. con una encantadora iglesia al lado, un tanto estropeada, es verdad, pero que se podría poner en buen estado con menos de cien luises.

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Nos encontramos con el punto práctico de que cada sueño tiene que tocar tierra en cuanto a los medios necesarios para ponerlos en práctica. Cómo pagar un inmueble, cómo pagar el sustento de los misioneros, cómo asegurar que las actividades misioneras sean posibles desde un punto de vista material, son algunas de las cuestiones.

Eugenio era afortunado de tener la posibilidad de pedir dinero prestado a su familia, pero no era suficiente, y tendría que ser devuelto en el plazo de un año.

He aquí mi historia. Pero lo gracioso es que todo eso se ha realizado sin que me detuviera el pensamiento de que no tenía ni un centavo. La Providencia, para demostrarme que no iba desencaminado, me ha enviado          enseguida doce mil francos que me prestan sin interés por este año. Ahora dime cómo los reembolsaré. He hecho un negocio de oro, ya que todo el establecimiento, comprendidas las reparaciones de la iglesia no pasará de 20.000 francos. Pero ¿dónde encontraré esa suma? No lo sé.
Mientras tanto los misioneros me afligen. Desearían empezar mañana. Insisto diciéndoles que hace falta tiempo para unas habitaciones y hacer habitable la casa. Es mucho esperar para ellos.
Y luego, ¿los recursos para vivir cuando estemos en comunidad?

Carta a Forbin Janson, Octubre 23, 1815, E.O. VI n.5

El padre de Eugenio estaba aún en Palermo cuando su hijo le escribe para informarle de su proyecto misionero… Eugenio creía firmemente en la divina providencia para hacer posible su fundación- pero eso no significaba sentarse a esperar a que cayera algo de las nubes. Tenía que trabajar duro para encontrar los medios para financiar a los misioneros, pero con la convicción de que Dios les ayudaría a través de los demás.

Lo bueno es que lo comienzo sin un céntimo. Hay que tener mucha confianza en la divina Providencia. Si sus socios ricachones de Palermo quisieran contribuir para ello, sería la obra más hermosa que habrían  realizado en la vid . No se tiene idea de las necesidades de los pueblos.

Carta a Charles Antoine de Mazenod, Noviembre 8, 1815, E.O. XIII n.1

Se produjo un prospecto para las Misiones en el que se hacía un llamado a benefactores para que participaran económicamente en las actividades de evangelización de los Misioneros, suscribiéndose para sufragar los gastos del establecimiento de la casa de los Misioneros de Provenza.

Pero un establecimiento, que debería producir grandes frutos como cualquier institución que puede describirse como muy necesaria, no puede formarse sin la contribución caritativa de los fieles. No tenemos duda de que aquellos que sienten en sus corazones un amor sincero por la religión, estarán de acuerdo con el grato deber de sembrar algunos bienes temporales a fin de obtener los eternos.
¿Es posible que desearan privarse de las gracias que Dios no deja de dar a aquellos que cooperan en tan santa tarea?
 “Sabemos que éste no es un tiempo muy favorable; pero el peligro es demasiado urgente para nosotros como para aplazar el asociarse a esta tarea. Para que la contribución no sea una carga demasiado pesada, proponemos una suscripción o una participación como un medio para contribuir que resulte barato, durante varios años, que dependa de las posibilidades de cada uno”
Rezaremos diariamente en la iglesia de la misión en Aix por los benefactores y durante el curso de las misiones le pediremos a la gente que haga lo mismo”
            Fórmula de suscripción:
“Prometo pagar cada año durante (_____), en la medida en que mis posibilidades me lo permitan, la cantidad de (____), como contribución al gasto del establecimiento de la casa de las Misiones de Provenza, fundada en Aix en el antiguo convento de las Carmelitas.”
Archivos Generales OMI, Roma, DM-IX-1

No habría sido posible nuestra fundación en Aix sin la colaboración material de benefactores, al igual que nuestra historia misionera de dos siglos habría sido imposible sin la generosidad de nuestros benefactores. Tomemos un momento para recordar a estos socios laicos en nuestra misión – agradezcámosles y pidamos por ellos.

Gautama Buddha: “Las malas personas nunca agradecen la bondad que les dispense, pero la gente sabia la reconoce y agradece. Las personas sabias tratan de expresar su reconocimiento y gratitud con algún tipo de reciprocidad, no sólo a su benefactor, sino a todos los demás.”

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