Eugenio continúa describiendo sus “esfuerzos de fundación” a su amigo Forbin Janson. Él necesitaba una gran casa y propiedad para acomodar a los casi 300 energéticos jóvenes que se encontraban cada jueves y domingo para la oración, la instrucción y los juegos. Así mismo, necesitaba una casa grande para acomodar a los futuros miembros del grupo misionero que él estaba planeando empezar para compartir el ministerio en el que se estaba involucrando.
Pegado a las propiedades de su familia en las afueras de Aix, había un gran convento de Mínimos, que estaba en venta, tenía una vieja e histórica iglesia además de terrenos extensos. ¡En el último momento se lo quitaron de las manos cuando estaba a punto de concluir el acuerdo! Entonces desvió su atención al antiguo céntrico convento carmelita. Aquí la visión carismática de Eugenio se iba a hacer realidad.
He aquí el estado de las cosas, sin entrar en todos los preludios que serían demasiado largos para contar. Los Mínimos estaban en venta. Su local nos convenía perfectamente. Pensaba que no había que perder esa ocasión. Me decidí a comprarlo. Me di para ello unas penas increíbles, pero en vano. Las Religiosas del SSmo. Sacramento con un golpe de habilidad, me lo birlaron bonitamente. Tratando ese asunto había contactado con algunos sacerdotes que creía apropiados para la santa obra y que lo son en efecto. Estos no se dieron por vencidos, cuando me llevé el chasco. Tuve vergüenza o escrúpulo de dejar apagarse su entusiasmo e intenté lograr el único local que queda en la ciudad para establecer allí una comunidad. Mis gestiones tuvieron un éxito inesperado; con una sola entrevista, se cerró el asunto, y me encontré propietario de la mayor parte del antiguo Carmelo, que está situado en la cabecera de la Avda. con una encantadora iglesia al lado, un tanto estropeada, es verdad, pero que se podría poner en buen estado con menos de cien luises..
Carta a Forbin Janson, el 23 de octubre 1815, E.O. VI n.5
Querido Frank, gracias de corazón por tu entrega y por el esfuerzo que haces de ser «canal» del carisma oblato. Esta carta de Eugenio me hace poner la mirada y el corazón en la confianza en la Providencia de Dios… es algo que nosotras, desde nuestra pequeña Congregación, estamos experimentando en este momento.
El Señor nos mostrará el camino!
En Cristo Salvador, Marimar,omi