El padre de Eugenio estaba aún en Palermo cuando su hijo le escribe para informarle de su proyecto misionero. También le pide a su padre que busque benefactores entre la gente adinerada de Sicilia. Eugenio creía firmemente en la divina providencia para hacer posible su fundación- pero eso no significaba sentarse a esperar a que cayera algo de las nubes. Tenía que trabajar duro para encontrar los medios para financiar a los misioneros, pero con la convicción de que Dios les ayudaría a través de los demás.
Un extracto de la respuesta de su padre le sigue a la carta de Eugenio que tenemos a continuación.
Tendría muchas ganas de escribir a Francisco para que me diera dinero para una fundación que estoy haciendo en Aix para la Provenza. Es un establecimiento de Misioneros que se encargarán de recorrer los campos para llevar a los pueblos a los sentimientos de religión que han perdido. Nos establecemos en las antiguas Carmelitas, para desde allí realizar nuestras giras apostólicas.
Los Diarios tuvieron la idea de dar cuenta de eso y me hacen aparecer como el jefe de ese establecimiento . Lo bueno es que lo comienzo sin un céntimo. Hay que tener mucha confianza en la divina Providencia. Si sus socios ricachones de Palermo quisieran contribuir para ello, sería la obra más hermosa que habrían realizado en la vida . No se tiene idea de las necesidades de los pueblos. Adiós, le abrazo de nuevo……
Carta a Charles Antoine de Mazenod, el 8 de noviembre 1815, E.O. XIII n.1
El Presidente de Mazenod respondió el 27 de Febrero de 1816:
“… poco importa que hayas formado tu fundación sin fondos puesto que Dios, que ve su utilidad y la pureza de tus intenciones, sabrá muy bien cómo obtenerlos. Pero siento decirte que no puedes esperar nada de aquellos a los que tú llamas “la gente rica de Palermo”, ya que, excepto unas pocas personas, sólo veo gente cargada de deudas y de impuestos.”
(Original en la bibliotheca de Méjanes, Aix)