Continuando la reflexión sobre la carta de invitación de Eugenio a Hilaire Aubert, llegamos al concepto central del pensamiento y la acción de Eugenio: aquella de formar un grupo que dé vida al mundo. Él usa la palabra noyau, que se refiere a un grupo que es fuente de vida para los otros, como un núcleo en un grupo de células, o la semilla en una fruta, o el corazón de algo que tiene vida. Cuando él comenzó su congregación de jóvenes en Aix, iba a ser para ellos la levadura en la sociedad de Aix. Del mismo modo, se suponía que los Misioneros sería lo mismo: un grupo selecto de personas que sería fuente de vida para los otros.
Para ser una fuerza vigorosa en Francia, los Misioneros tendrían que tener una calidad de vida que diera vida a los demás. Ellos necesitaban aspirar a ser santos viviendo el mandamiento del amor, según una Regla y con un estilo de vida transparente como los apóstoles. Para ser una fuerza que dé vida en el mundo de hoy, nosotros, como miembros de la familia Mazenodiana, laicos y religiosos, estamos llamados a una calidad de vida concreta para ser núcleo en la sociedad.
¡Ah!, si pudiésemos formar un grupo, pronto se le uniría lo que hay de más celoso en la diócesis.
Piense un poco en eso ante Dios. Sabéis que hacen falta, para hacer el bien en nuestras regiones, gentes del país, que sepan la lengua.
¡Oh!, no dude, nos haremos santos en nuestra Congregación, libres pero unidos por los lazos de la más tierna caridad, en la sumisión exacta a la Regla que adoptaríamos, etc. etc. Viviremos pobremente, apostólicamente, etc
Carta a Hilaire Aubert, sacerdote y director del seminario de Limoges, 1815, E.O. VI n 3
(Nota: Hilaire Aubert nunca se unió a los Misioneros de Provenza)