La carta de Eugenio al sacerdote diocesano de 27 años, Henri Tempier, es un documento esencial de la fundación para nosotros. Contiene las semillas de lo que es esencial en nuestra vocación. Por esta razón lo voy a dividir en secciones más pequeñas para resaltar sus ideas centrales.
La carta muestra el punto de partida fundamental de la vocación de cualquier miembro de la familia Mazenodiana: ésta tiene que fluir de la experiencia de Dios en la Cruz. “Lee esta carta a los pies de tu crucifijo”, no es un pensamiento piadoso – sino una actitud necesaria: Eugenio experimentó el amor que Dios le tenía y entendió su vocación a los pies del Crucifijo. Cualquiera que se sienta llamado a este viaje con Eugenio necesita tener como punto de partida y como punto central el amor de Dios expresado en la Cruz.
En su deseo de vivir “todo para Dios”, Tempier debe escuchar la voz de Dios que lo llama a moverse para gloria suya y por la salvación de los más abandonados de Provenza.
Mi querido amigo,
lea esta carta a los pies de vuestro crucifijo,
en la disposición de no escuchar sino a Dios,
lo que el interés de su gloria
y la salvación de las almas exigen de un sacerdote como Vd.
Carta a Henri Tempier, el 9 de octubre 1815, E.O. VI n 4