Desde el principio Eugenio insiste en que sea cual sea el trabajo misionero que haga, su éxito depende de la calidad de vida de aquellos que la llevan a cabo. Es el ejemplo de estilo de vida del misionero el que habla más alto que cualquier palabra. Esto es porque, para Eugenio, la comunidad y una norma de vida que sea comúnmente aceptada es un elemento no negociable de nuestra vocación.
En los últimos años, los laicos se han unido a los Oblatos para vivir una vocación misionera y formar una comunidad, expresada de muchas maneras.
Los miembros de la familia Mazenodiana tienen la vocación de SER (tener una calidad de vida ejemplar) – para HACER (destruir el poder del demonio y ayudar a las personas a encontrar el sentido de sus vidas)
…un establecimiento que proporcionará habitualmente a nuestras campiñas fervorosos misioneros.
Se ocuparán incesantemente en destruir el imperio del demonio al mismo tiempo que darán el ejemplo de una vida verdaderamente eclesiástica en la comunidad que formarán;
porque viviremos juntos en una misma casa que he comprado, bajo una regla que adoptaremos de común acuerdo, y cuyos elementos sacaremos de los Estatutos de S. Ignacio, de S. Carlos para sus Oblatos, de S. Felipe Neri, de S. Vicente de Paul y del bienaventurado Ligorio
Carta a Henri Tempier, el 9 de octubre 1815, E.O. VI n 4