Los recientes extractos de los escritos de Eugenio trataron de la unión de los misioneros que necesitaba para su proyecto. Durante este tiempo se mantenía ocupado con los asuntos materiales del edificio que acababa de comprar. Estaba cansado de andar de un lado para otro, pero ése era claramente el “sueño” que le daba la fuerza para seguir adelante.
Él se topa aquí con un problema que estaba afectando a muchos en Francia. La Revolución de 1789 había confiscado muchas de las propiedades de la Iglesia y de la nobleza. Ellos los habían declarado bienes de la nación y fueron posteriormente vendidos a individuos privados. Después de la Revolución algunos de los propietarios originales querían recuperar su propiedad confiscada- pero el problema era que los propietarios actuales habían pagado por la propiedad.
Ahora el propio Eugenio tuvo que afrontar el mismo problema: la iglesia está en un estado ruinoso y necesita que se gaste en ella una considerable suma de dinero, pero ¿y si las Carmelitas vienen y la reclaman después de que él ha gastado todo esto en ella? Afortunadamente para él, las Carmelitas nunca vinieron a reclamarla, y hoy ¡es nuestra Iglesia de Misión!
Estoy acosado. Nunca asunto alguno me ha dado tantas preocupaciones como este establecimiento. A cada instante surge alguna nueva dificultad, es para desesperarse.
¿Qué haremos sin la iglesia? Es muy cómodo decir que es justo dejarla reclamar por las Carmelitas. Y el dinero para pagársela, ¿quién nos los proporcionará?
La inquilina actual que me cediera su alquiler no había nunca hecho petición alguna para hacer reparar el edificio. Toda la techumbre está deteriorada. El presupuesto que he solicitado hace subir el gasto de las reparaciones urgentes a 17.000 francos y pico. Dicho presupuesto será enviado a París; y ciertamente se echarán atrás en los despachos, cuando se trate de aprobarlo. Mientras tanto ¿puedo tomar sobre mí hacer un gasto tan considerable sin saber si nos quedaremos con el edificio? Tal como está, no puede servirnos; llueve como en la calle. Podremos sin embargo asegurar el servicio en el coro, que es nuestro y que es muy grande.
He aquí lo que el Sr. Guigou [ed. el vicario diocesano] se propone hacer: quiere pedir esa iglesia para utilizarla para el público y luego nos la cederá. No veo por qué eso parecería injusto. Las Carmelitas están actualmente en la casa de los Padres del Oratorio; tres iglesias parroquiales de la ciudad, pertenecen a Ordenes religiosas; los Incurables y las religiosas del SSmo. Sacramento ocupan las casas y las iglesias de otras dos Ordenes religiosas. ¿Por qué no aseguraríamos nosotros el servicio de la iglesia de las Carmelitas?
Carta a Forbin Janson, el 24 de octubre 1815, E.O. VI, n 5
Era un problema práctico que los Misioneros se encontraban con frecuencia cuando ellos estaban predicando misiones en el campo. La experiencia del propio Eugenio lo hizo sensible a lo que les pasaba a otras personas e intentaba ayudarlas. Leemos que, como aspecto práctico de su misión de predicación, establecieron juntas de reconciliación para intentar solventar los problemas entre todas las partes afectadas. Predicaban el Evangelio en palabras y en obras.