Generalmente, las misiones populares fueron acogidas por la mayoría de la gente de los pueblos, quienes estaban sedientos de una genuina renovación religiosa. La descripción que Eugenio ofrece de los saludos recibidos en Marignane muestra la intensidad de las emociones meridionales:
Lo notable en esta recepción fue el ardor, la alegría, el arrebato del pueblo que, a pesar del viento impetuoso, acudió en tropel a San Nicolás y que hacía ver sus sentimientos con las palabras más expresivas. Por todas partes se postraban al paso de los misioneros, lanzando gritos de alegría y cantando espontáneamente el primer verso del cántico O missien tan desirado. Se veía a unos alzar los brazos al cielo en éxtasis, a otros abrirlos con afecto, vertiendo lágrimas y profiriendo mil bendiciones a los enviados del Señor.
Diario de la misión de Marignane, el 17 de noviembre 1816, E.O. XVI
Para dar una idea de cómo suena el idioma Provenzal, aquí está el primer verso del himno referido en el texto:
O missien tan desirado!
Sias arribado:
O missien tan desirado!Sias vengudo enfin;
Que Dieou que vous a mandado;
Siegue beni senso fin.Recueil de cantiques français et provençaux à l’usage des Missionnaires de Provence. Avignon, 1818