En los días que precedieron a su ordenación sacerdotal, Eugenio utilizó el retiro del P. Judde basado en los Ejercicios Espirituales de san Ignacio. Basado en la primera meditación de Ignacio (el Principio y Fundamento) el reflexiona sobre lo que desea para el retiro: vaciarse totalmente de sí mismo “de modo que el Espíritu Santo, al no encontrar obstáculos a su divina operación, pueda volver a permanecer en mí en toda su plenitud, llenando todo mi interior con el amor de J.C, mi Salvador”. Las gracias de estos días de conversión a Jesús el Salvador y su “Experiencia del Viernes Santo” son aquí claramente reconocibles para el futuro Cooperador de Cristo el Salvador.
Por fin el Señor accede a mis deseos proporcionándome la ocasión de hacer un retiro como siempre había deseado.
Todos los que he hecho hasta ahora no me han dejado satisfecho y deseaba llegara el momento que la misericordia de Dios me concede en este momento decisivo de mi vida, cuando me dispongo a recibir en breve el sublime y terrible sacerdocio de Jesucristo.
Dios quiere que aproveche esta gracia de predilección que recibo, y que la aproveche para purificar mi alma y vaciar enteramente mi corazón de las criaturas, para que el Espíritu Santo no encuentre obstáculos a su acción divina y descanse en mí con toda su plenitud, llenándome de amor a Jesucristo mi Salvador, de tal modo que no viva y que no respire mas que para él, que se consuma en su amor sirviéndole y dando a conocer su bondad y lo insensatos que son los hombres que buscan en otra parte el descanso de su corazón, solo podrá encontrar en El.
O Jesús, mi buen Maestro! echad una mirada compasiva sobre vuestro pobre servidor. Me parece que si me preguntaseis como en otro tiempo al Príncipe de los Apóstoles (que ese amor ardiente por vos me ha hecho tomar como patrono de elección), me parece que contestaré como él : «Si, Señor, os amo». Pero no esperaría una tercera pregunta para quedarme inquieto sobre la sinceridad de ese amor que os he profesado, consagrado, porque lo repito, temo equivocarme y que mientras que yo creo amaros, vos veáis, vos Luz increada que alumbra los más oscuros rincones de mi corazón, que leéis en sus más secretos repliegues, que sondeáis los corazones y los riñones, vos veáis que no es eso en absoluto’
O Señor mío, o Padre mío, o mi amor! Haced pues que os ame; no pido otra cosa, solo eso, porque sé bien que ahí está todo dadme vuestro amor.
Notas de retiro antes de su ordenación sacerdotal,
1-21 de diciembre 1811, E.O. XIV n.95