EL LLAMADO DE LA DIVINA PROVIDENCIA

El Padre Pascal Ricard, de 41 años fue el Oblato elegido para inaugurar la misión en los Estados Unidos.  Eugenio le escribe para comunicarle su elección:

“La nueva diócesis de Walla Walla está en un hermoso país, donde la cosecha de almas será muy abundante. Para dirigir esa misión necesito un hombre maduro y con experiencia, que pueda enviar al nuevo obispo, ya amigo nuestro, como un religioso confiable, ya que de momento, nuestros Padres formarán casi todo su clero. Por mi parte, requiero confiar la dirección de los nuestros a alguien con experiencia, a quien pueda confiar plenamente a mis elegidos de nuestra Sociedad, debido a la distancia”.

Así, mi querido Padre, es el llamado de la Divina Providencia”.

Carta al P. Pascal Ricard, Enero 8, 1847. EO I núm. 74

REFLEXIÓN

«Todos tenemos nuestra vocación o misión específica en la vida; debemos realizar una tarea concreta que exige su cumplimiento. Es por ello que no se puede ser reemplazado ni su vida puede ser repetida. Así, la tarea de cada quien es única, al igual que su oportunidad específica de alcanzarla”. (Viktor E. Frankl)

¿Qué tan consciente estoy acerca de mi misión específica en lo que hago hoy?

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