17 DE FEBRERO DE 1826: LA IGLESIA RECONOCE QUE LA FAMILIA MISIONERA DE  EUGENIO ES UN CARISMA PROVENIENTE DE DIOS PARA NOSOTROS EN NUESTRO TIEMPO

Eugenio compartió con su familia Oblata en Francia las maravillosas noticias de Roma:

Mis queridos hermanos: ayer por la tarde, 17 de febrero de 1826, el Sumo Pontífice León XII confirmó la decisión de la congregación de cardenales y aprobó específicamente el Instituto, las Reglas y las Constituciones de los Misioneros Oblatos de la Santísima e Inmaculada Virgen María…

La conclusión a la que debemos llegar, mis queridos amigos, mis hermanos buenos, es que debemos trabajar con renovado ahínco y con una abnegación aun más radical, para dar a Dios toda la gloria que esté en nuestras manos, y llevar la salvación a las pobres almas de nuestro prójimo por todos los medios a nuestro alcance; es apegarnos de corazón y alma a nuestras Reglas y cumplir con la mayor exactitud cuanto nos prescriben…

En el nombre de Dios, seamos santos”.

Eugenio de Mazenod, febrero 1826, E.O. VII, núm. 226

REFLEXIÓN

“Oh Señor, agradecemos profundamente tu llamado a participar en la vida y el carisma de los Misioneros Oblatos de María Inmaculada.

Esta vocación, inspirada por vez primera en San Eugenio de Mazenod, es un don a la vida de la Iglesia.

Este carisma nos lleva a una relación especial con Jesús el Salvador, cuya Cruz revela tu amor incondicional por toda la humanidad, en especial por los pobres y más abandonados.

El carisma Mazenodiano también nos lleva a una comunión cercana con los pobres y descubrimos ser evangelizados por ellos, a quienes somos enviados.

Te agradecemos la gracia de nuestra vocación, pidiendo vivirla en fidelidad y alegría, a través de la intercesión de María Inmaculada y Jesucristo, nuestro Señor. Amén”.

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