“El ayuno que yo quiero de ti es éste, dice el Señor:
Que rompas las cadenas injustas
y levantes los yugos opresores;
que liberes a los oprimidos
y rompas todos los yugos;
que compartas tu pan con el hambriento
y abras tu casa al pobre sin techo;
que vistas al desnudo
y no des la espalda a tu propio hermano.
Entonces surgirá tu luz como la aurora…”. (Is.58:6-8)
“La caridad abarca todo, y ante las nuevas necesidades, de ser preciso, surgen nuevos recursos: de ayuda espiritual y corporal, alimento para el alma y el cuerpo; de instrucción ante la ignorancia; de consejo, guía y apoyo ante la debilidad; de refugio para la virtud o la penitencia; de piedad, dulce consuelo, fortaleza celestial para los moribundos y todo tipo de bondad prodigada en nombre de Jesucristo”.
Carta Pastoral, Febrero 7, 1847
REFLEXIÓN
¿Cuál es la apariencia del amor? Tiene manos para ayudar a los demás. Tiene pies para apresurarse a ir con los pobres y necesitados. Tiene ojos para ver el sufrimiento y la carencia. Tiene oídos para escuchar los suspiros y las penas de los hombres. Así es como luce el amor.