POR FAVOR DETÉN A ESE TORBELLINO QUE NOS TIENE ACORRALADOS Y NOS VA A LLEVAR A LA RUINA

La campaña vocacional de reclutamiento del P. Leonard estaba teniendo tanta respuesta, que eventualmente fue necesario abrir un segundo noviciado en Nancy, con la posibilidad de un tercero en Bélgica. Al mismo tiempo que era maravilloso, también llevaba a los miembros más prácticos de la Congregación a estar descontentos, pues debían buscar fondos y medios para alojar, alimentar y educar a todos los jóvenes que llegaban.

El Padre Tempier, Tesorero General entonces, era el más preocupado. Eugenio escribió al P. Leonard:

“Mi querido Padre Leonard, te había dicho que es bueno tener tu correo a mi disposición, no hay modo de seguirte. Corres de conquista en conquista y hay que ampliar todas las casas que deben recibir a tus reclutados. Confieso que el éxito de tu misión no me hace derramar lágrimas. Me consuela la preocupación de nuestro buen P. Tempier que no para de decirme: por favor detén a ese torbellino que nos tiene acorralados y nos va a llevar a la ruina. Puedes imaginar que río cuando se frota la frente, y termina él mismo riendo y aceptando que le tomaste la palabra.

… Broma aparte, si Dios nos los envía, seríamos muy tontos de no recibirlos”.

A pesar de la oposición que Eugenio encontraba, su corazón misionero solo veía el beneficio de tener tantas personas generosas listas para entregar sus vidas por los pobres y más abandonados.

“… pienso que sería apartarse del camino de la Providencia detenerte durante una misión evidentemente inspirada por Dios. Elegido por el Señor para lo que haces con tanto éxito, con una bendición tan tangible del Señor, serías por siempre benemérito de la Congregación de la que has sido el instrumento para darla a conocer y propagarla”.

Carta al P. Leonard Baveux, Junio 10, 1847, EO X núm. 930

REFLEXIÒN

«El entusiasmo lo es todo. Debe ser tenso y vibrante, como una cuerda de guitarra».

Pelé