NO PUEDO ACEPTAR QUE UN OBLATO ESTÉ SOLO, SIN AL MENOS UN COMPAÑERO

“Lo que debes hacer es insistir con Mons. Vicario Apostólico para que no los separe. No hay que ceder a las razones en contra que podrían aducir. Has de hacerles notar que sería de algún modo ir en contra de nuestro Instituto, que exige ir de dos en dos, y que por consiguiente es más sencillo se les coloque juntos. Es indispensable que insistas, exigiendo dejen siempre a dos. Si solo hubiera lo necesario para uno, compartirán lo que haya, pero no puedo aceptar que un Oblato esté solo, sin al menos un compañero…

 Dile no me niego a enviar misioneros de nuevo en cuanto me los solicite, con tal de que los coloque de dos en dos; será de suma importancia que establezcas una especie de casa central en una ciudad principal”.

Carta al P. Etienne Semeria en Ceilán, Enero 25, 1848, EO IV (Ceylon) núm. 2

REFLEXIÓN

Debido a la escasez de sacerdotes, el Obispo deseaba separar a los Oblatos asignando a cada uno a una parroquia en Jaffna, que era contrario a lo que Eugenio veía como parte de la identidad Oblata de una comunidad apostólica.

 «Cumplimos nuestra misión en y por la comunidad a la que pertenecemos. Nuestras comunidades tienen, por tanto, carácter apostólico.» (Constituciones y Reglas, C37)

Nuestras comunidades no tienen la intención de centrarse en uno mismo, sino de ser misioneras.

«Fieles a la tradición oblata, las comunidades pondrán empeño en promover la Asociación misionera de María Inmaculada para la formación del laicado y la participación en la espiritualidad y el apostolado de los Oblatos.» (Constituciones y Reglas, R 37b)

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