REZA, REZA A MENUDO CON FERVOR, MÁS AUN DE LO QUE PRESCRIBE LA REGLA

En la entrada anterior vimos la reacción de Eugenio ante el mal comportamiento del joven P. Molinari. Ahora vemos cómo recibe una segunda oportunidad.

“Ahora, ¿Qué hay que hacer? El P. Magnan, lleno de caridad hacia ti, acepta que permanezcas  en su comunidad con la esperanza de ocuparte en ella, pero cuenta con tu docilidad a sus advertencias, y yo agregaré con tu agradecimiento, pues no puede ofrecerte una mayor ayuda que sus consejos y  colocarte en el camino que debes seguir. Acepto, pues perdonarte y confiarte a ese querido Padre, un hombre sensato y de buen consejo…”

Eugenio después le traza el camino para desarrollar un crecimiento positivo y que cambiara su vida.

“Entra al orden, mi querido hijo, llénate del espíritu de tu santo estado; pide constantemente a Dios el don de la piedad que te falta. «La piedad es útil para todo» (1Tim 4, 8); con la piedad adquirirás todo lo demás y las acciones menores se harán meritorias; pon mucha sencillez en la obediencia; no te fíes de tus propias ideas; evita la complacencia en ti mismo, que nace del orgullo que debes evitar; aprende a mortificarte aún en las cosas más pequeñas, pero sobre todo, modérate en la bebida.

Reza, reza a menudo con fervor, más aún de lo que prescribe la Regla. Usa el privilegio de vivir bajo el mismo techo con Nuestro Señor Jesucristo, visitándolo frecuentemente, adorándolo, amándolo y conversando de tus necesidades y de las nuestras. Adiós, te bendigo”.

Carta al P. Jean Baptiste Molinari en Córcega, Febrero 10, 1848, EO X núm. 965

REFLEXIÓN

Hijo mío, no rechaces la disciplina del SEÑOR,
ni te enojes por sus reprensiones,
porque el SEÑOR disciplina al que ama,
como un papá al hijo que quiere. (Proverbios 3:11-12)

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