EUGENIO, VICARIO GENERAL DE MARSELLA
© Laurent Girard / Studio Mazenod (2011) – Tableau du Jean-Jacques Martin
1823 : nombramiento como principal Vicario General de su tío, el obispo Fortunato de Mazenod. Había que hacer un difícil trabajo de restaurar y de reconstruir una diócesis que no había tenido un obispo residente durante 21 años. Para Eugenio, quien era un predicador dinámico y amaba estar en el campo de la evangelización, tener que ser un administrador en una oficina (y a menudo corregir abusos disciplinarios) supuso un gran sufrimiento personal y un sacrificio. Lo hizo por amor a la Iglesia.
Tengo que volver a mi puesto. Será, así lo espero, para seguir cumpliendo mi deber, para procurar con todos los esfuerzos de mi celo devolver un poco de vida a una diócesis muerta aunque tenga cierta apariencia de salud; nuevos gritos se van a levantar sin duda, nunca se reforma sin molestar, sin herir a mucha gente; no importa; tengamos la vista puesta solo en Dios, en el honor de su Iglesia y la salvación de las almas que nos son confiadas; consultemos solo la Sabiduría divina, despreciemos la sabiduría humana y Dios nos ayudará. Pero hace falta mucha virtud para sacrificar el propio descanso al deber, para afrontar el odio y la persecución de los hombres precisamente por hacer bien a los hombres. Esa virtud no se adquiere ni se conserva más que por la unión con Dios, con el rezo y la oración, etc. caminando siempre delante de Dios con la mirada fija en el cielo y en sus recompensas que no son otras que el mismo Dios. ¡Señor, dadme la gracia de imbuirme cada vez más de estos pensamientos!.
Notas de retiro, mayo 1824, E.O. XV n.156