Ante la tensa situación alrededor del bienestar del Papa Pío IX, quien se encontraba exiliado en Gaeta, Francia envió un emisario del gobierno invitándole a refugiarse en Marsella. Eugenio nos narra:
“En resumidas cuentas, el Papa quedó profundamente conmovido por el proceder de Francia y los sentimientos personales del Sr. de Corcelles, aunque no aceptó por el momento”.
Diario de Eugenio de Mazenod, Diciembre 11, 1848, EO XXI
Eugenio escribió dos semanas después:
“Carta del Papa. No esperaba esta nueva señal de su bondad. Ya había encargado al cardenal Antonelli responderme. Esto debe ser visto como un favor y una prueba muy particular de benevolencia, y como tal la aprecio:
“Señor Obispo:
Nuestro corazón está realmente conmovido ante el filial amor que Francia ha manifestado al vicario de Jesucristo y el interés que toma por su situación presente. Dios bendiga a la hija primogénita de la Iglesia y la preserve del viento envenenado que agita a una parte tan grande de Europa. Que la colme de sus gracias abundantes para que vea florecer en su interior cada vez más bella la religión de sus padres. Nos estamos provisionalmente en Gaeta. La Providencia nos ha llevado ahí, sin designio premeditado de nuestra parte. Tenemos, no obstante, la esperanza de que se presente la oportunidad para poder manifestar a la nación francesa, de un modo más consolador, los sentimientos afectuosos de nuestro corazón, que ahora le da con afecto la bendición apostólica”.
Dado en Gaeta, el 14 de diciembre de 1848. Pío IX, Papa”
Diario de Eugenio de Mazenod, Diciembre 27, 1848, EO XXI
REFLEXIÓN
«La autoridad como Jefe de la Iglesia es un ministerio encomendado a él por el bien de todos, para que lo realice como buen Pastor, vigilando la salvación de todo el rebaño. Incumbe a Quien ha sido investido con este ministerio “confirmar a sus hermanos en la fe” (Lucas 22:32), según el glorioso privilegio recibido de Jesucristo”.
(Carta Pastoral del Obispo Eugenio a la Diócesis de Marsella, Febrero 16, 1860.)