Eugenio invita a todos los Oblatos a ser inspirados por los sacrificios personales extremos realizados por los primeros cuatro miembros de su familia religiosa en su viaje a Norteamérica para enseñar a la gente “el amor de Jesucristo”.
“Acabo de recibir una carta del P. Ricard. Está fechada en el mes de agosto, y tenían aún 200 leguas que recorrer para llegar a su destino. Nuestros tres misioneros y el Hermano catequista están bien, pero ¡qué viaje el que acaban de hacer!
Que nadie de nosotros se queje de nada, cuando tenemos una tropa de avanzada tan generosa, que hace conquistas para Jesucristo con tanto sacrificio, aunque también qué mérito alcanzan para ellos a los ojos de Dios y de la Iglesia.
Queridos hermanos, ¡son admirables! Recemos por ellos y sintámonos orgullosos por tales apóstoles del Señor”.
Carta al P. Toussaint Dassy, Febrero 12, 1848, EO X núm. 966
REFLEXIÓN
En su conmovedor escrito visionario al comienzo de los Oblatos, el Prefacio, Eugenio describió el espíritu de los misioneros Oblatos:
» […] despegados del mundo y de la familia, abrasados de celo, dispuestos a sacrificar bienes, talentos, descanso, la propia persona y vida por amor de Jesucristo, servicio de la Iglesia y santificación de sus hermanos; y luego, con firme confianza en Dios, entrar en la lid y luchar hasta la muerte por la mayor gloria de su Nombre santísimo y adorable.»