Como vimos anteriormente, el P. Dassy, superior de la comunidad en Nancy, era muy talentoso, pero también muy severo y exigente con los miembros de su comunidad.
“Querido Padre Dassy, definitivamente solo temblando podré abrir las cartas que me llegan de Nancy. Aún no he recibido ninguna desde que estuve en esa región, que no me haya causado más o menor tedio. Pero a la que respondo, sobrepasa todo. ¡Qué incómodo descubrimiento!
El P. Dassy había escrito a Eugenio para informarle del serio mal comportamiento de alguien de su comunidad.
“E informándome de tales horrores, en lugar de hacer lo posible por reconfortarme, vuelves para quejarte por haberte encontrado demasiado severo… Me dices de las lágrimas en tus ojos, (iba a mezclar las mías con las tuyas), creyendo que era por el alejamiento de tu desventurado hermano, pero en vez de ello, es por haberte reprochado ser demasiado severo… Confiesas, además, no haberlo regañado lo suficiente. Mi querido amigo, es mejor inspirar confianza que miedo en la gente…”.
Carta al P. Toussaint Dassy, Octubre 16, 1849, EO X núm. 1025
REFLEXIÓN
Como sabemos, el Fundador tenía un amor paternal por cada uno de los miembros de su familia religiosa. También era severo cuando debía serlo, pero siempre dentro del contexto de su afecto por la persona. Tenemos varios ejemplos de su explosión de ira en alguna situación, y luego de sentir remordimiento al darse cuenta de haber herido a esa persona al ser excesivamente duro, y de enviarles siempre un abrazo arrepentido.