En abril de 1848, el P. Daly adquirió una propiedad en Ashbourne, Derbyshire, sin informar al Superior General. Su idea era establecer un noviciado para atender al creciente número de vocaciones, pero el proyecto terminó en desastre, pues para cubrir el precio exagerado del vendedor sin escrúpulos, el P. Daly se vio forzado a ofrecer el título de propiedad de Penzance como garantía. Tras un largo juicio, la decisión no favoreció al P. Daly y la propiedad en Penzance fue incautada, obligando a los Oblatos a dejar la misión.
(https://www.omiworld.org/es/lemma/penzance-1843-1852/)
Eugenio envió al P. Charles Bellon a Inglaterra como superior, para resolver el enredo:
“Dios no ha bendecido una adquisición hecha fuera de las prescripciones de nuestras santas Reglas; emprendida de un modo muy humano, sufrió la suerte de las cosas humanas”.
Carta al P. Charles Bellon en Inglaterra, Septiembre 15, 1848, EO III núm. 20.
El costo de la propiedad de Ashbourne fue de 220,000 francos y para pagar esa cifra, no contaron con la ayuda de la Obra de la Propagación de la Fe, pues sus ingresos habían disminuido considerablemente después de la Revolución de 1848. La Congregación tenía demasiadas deudas y le fue totalmente imposible cubrir esa nueva carga. El Fundador escribió al P. Semeria, en Ceilán:
“Como sabes, tenemos más de cuarenta Oblatos y aún más novicios, pero ya no tenemos nada “per andaré avanti” (para salir adelante); estamos tan endeudados que ya no tengo garantías que ofrecer para contraer nuevos préstamos. El P. Tempier está desmoralizado por completo; repite de la mañana a la noche que no nos queda ya nada, que hay que despedir a los novicios, y llegado el momento de ponerlo en práctica, me falta más valor que a él. Tenemos grandes casas, pero nada de ingresos; y en este asunto tan importante, la Propagación de la Fe no nos da nada a nadie”.
Carta al P. Étienne Semeria en Ceilán, Agosto 17, 1848, EO IV núm. 4.
REFLEXIÓN
“En cualquier tarea que el hombre se aventure sin Dios, fracasará de forma lamentable, o tendrá éxito aun más lamentablemente”. (George MacDonald).