El inicio de la misión Oblata en Ceilán, en el área de Jaffna, no fue tan sencillo como Eugenio esperaba. Como veremos más adelante, en la Iglesia había muchas facciones. Lo más urgente era enviar nuevos misioneros Oblatos al territorio, pero el Obispo de Jaffna había utilizado la donación de Roma para su uso en vez de pagar el viaje de los nuevos misioneros. Eugenio escribió al P. Semeria, Superior de los Oblatos:
“Siempre me agrada recibir tus cartas, mi querido P. Semeria, aunque me entristece tu insistencia al pedir con tanta urgencia te envíe misioneros. Como sabes mi querido hijo, Mons. Vicario Apostólico ha conservado toda la asignación que la Propagación de la Fe debía entregar para la isla de Ceilán. Es la peor medida que se pudiese tomar. Negándonos la ayuda que teníamos derecho a esperar de la Propagación de la Fe, nos ha colocado en la imposibilidad absoluta de enviar misioneros. Si tuviésemos el dinero necesario para el pago del viaje, los misioneros habrían llegado a Ceilán hace tiempo”.
Carta al P. Etienne Semeria, Enero 20, 1849, EO IV núm. 9
REFLEXIÓN
Un pensamiento serio acerca de la misión: no es posible a menos que contemos con los medios financieros para sostener a los misioneros y su tarea. Un momento para agradecer a los innumerables benefactores de nuestras misiones desde 1816 hasta la fecha. Sin los Asociados Misioneros y Asociados Laicos, nuestros misioneros no habrían podido ser tan exitosos como lo han sido. La belleza de este apoyo es que los miembros Laicos de nuestra Familia Carismática Oblata han comprendido que su ayuda a la misión Oblata no es solo apoyar, sino ser co-trabajadores, “co-misioneros”, cada quien según su condición y estilo de vida. ¡Qué bendición!