LA REGLA OBLATA SE CONVIERTE EN UNA ENSEÑANZA QUE NOS LLEVA A ABRAZAR LA CRUZ

“¿Cómo olvidar la vista de la Cruz ese Viernes Santo?”

San Eugenio de Mazenod

Al mirar la Cruz, Eugenio comprendió su pobreza y necesidad del Salvador.  Sus años de “búsqueda de la felicidad” finalmente tuvieron sentido y objetivo.  El resto de su larga y azarosa vida giró en torno a ver la cruz y luchar por llevar a todos a esa misma visión.

La Regla Oblata se convierte en una enseñanza que lleva a cada miembro de nuestra Familia Carismática a abrazar la Cruz y la salvación que nos ofrece.  Quien quiera que lo haga, de forma automática abraza al Salvador.  La llevamos con orgullo y nos incentiva a ser transformados en este signo y medio de salvación para los demás. Cada vez que veo mi Cruz Oblata recuerdo la estatua de Jesús que perdió sus brazos en una explosión de guerra y que nunca fueron reemplazados, con una placa que dice “Solo tengo tus brazos”.

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